No sé como lo hice pero acabé en Valencia. Sus playas, su gente… como me gusta el mar. Y allí tenía para elegir a preciosas mujeres en bikini, pero no seria yo si no eligiese a la menos corriente y a la mas atractiva el lugar. Las playas son granes y yo me deleitaba con el chocar del agua contra las rocas y la arena en mis pies. Leer un libro tumbado en la toalla era mi mayor placer. Cogí mi sombrilla y mi bolsa y me fui al medio de la playa. Clavé la sombrilla y coloque la toalla en el suelo. Me senté. Sentía el olor del mar y la brisa. Saqué mi libro y aparentemente parecía que leía, pero mi vista escudriñaba cada rincón de aquella playa.
Al fin me decidí. Me sorprendió una mujer morena, alta, con un cuerpo de infarto que llevaba puesto un traje de neopreno. La veía corriendo de lado a lado entusiasmada mirando al mar. A su lado había una tabla color azul con motivos étnicos. Sin pensármelo un momento me quité la camiseta y me acerqué a ella corriendo. Paré y vi que tenia los ojos verdes. »¿Tu también surfeas?» le pregunté.
»Sí» respondió ella, y me invitó a surfear.
Nos pasamos toda la noche juntos en la playa.